jueves, 20 de septiembre de 2007

FRESSIA Y LAS VESTIDAS DE JUÁREZ

Me envía Alfredo Fressia un correo de líneas bellísimas que no puedo sino reproducir:


Pero todo generosidad tuya! La pobre Fressia tan alta, tan blanca, tan aérea, tan ida muchas veces, sí, pero hasta ahora ha sido avara con los travestis de Juárez, que merecen un poema (pero que tal vez sólo les dé acogida en un crónica). Mi querido Juanca, ya has visto que se necesita ser muy hombre para ser vestida en Juárez, donde las pasiones suelen acabar en tiroteo, y muy prudente, ser verdaderas Ulisas, Odiseas atentas a los mínimos movimientos en el rostro del mayate. Ulisas nuestras, tan marcadas por los achicados machos latinoamericanos, sólo ponen boquitas de corazón, mamar mejor que hablar, oh sí, porque saben que las verdades acaban en las orillas de las sábanas y en las manchas de amor, y son peligrosas. Y por eso se ponen blanquísimas y rubias lavadísimas, o ardidas, para ser gringas durante una noche, ser el otro, la Otra, la "del otro lado", como llaman los juarenses a la frontera, Ulisas nuestras, atadas al mástil para no entrar en palabras, esa sirena de las verdades fatales, mortales muchas veces. Oh sí, las de Zaragoza también, y yo y tú, y todos los que no tuvimos lugar (que no doliera) en el pecho oficial de Juárez (el héroe mal recordado y la ciudad).

Gracias, mi amado, por ponerme casi para iniciar este blog, el que rondará la cabeza de Salomé, pero no cortará la del Bautista. Te extraña,

Fressia(s) (salvaje)(s)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el mail es brillante y cariñoso, me encanta lo del final, ya supongo que es por tu apellido, pero me gusta la idea de redimir a salomé y no convertirla en asesina del bautista

eso es

amor

Sergio dijo...

ay chikis!
qué amistades te cargas con la gómez esa, ehhh!
yo no te permito, ni rosita lo permitiría!
en fin!
ya te linkié, darling!
nos vemos el finde!
besatzos!

Téllez-Punka

juan angel italiano dijo...

Y como si yo mismo fuera un hipervínculo, cito textual al autor: "Un blog, señores, que sirva para algo: que nos permita erigirnos en el héroe de nosotros mismos, que nos deje ser tan dulces y tan perras, tan ambiciosos y tan agónicos, tan descarados y tan elegantes como en nuestra "otra" escritura apenas nos permitimos ser."



"Ahora procedo a levantar el telón."