viernes, 19 de octubre de 2007

LA NUEVA POESIA CANIBALISTA

¡Cosas extraordianrias pasan en este país! Por primera vez un poema es una prueba pericial. Un poema y los fragmentos de una novela inconclusa (y acaso nunca iniciada) están en la imaginación de todos los mexicanos. En el súper, en el metro, en la pesera, la gente repite una frase enigmática: “Algún día todos seguiremos al Caminante”. El Caminante, me explican, es Aníbal Lecter, el artista gourmet de El silencio de los inocentes. Esa frase ha sido citada de memoria más veces que cualquier otra. Más veces que aquella: “Vine a Comala, a buscar a mi padre, un tal Pedro Páramo”. O bien: “Lleno de mí, sitiado en mi epidermis…”

El poema de José Calvo Cepeda fue guardado en una bolsa hermética, con una solicitud que no ha recibido –por parte del Estado- ninguna obra literaria. Daniela Tarazona me refirió el prodigio todavía deslumbrada.¡ Un poema en una bolsa bajo la mirada intensa de los peritos! “Ahora todos seremos sospechosos”, me dijo, a su vez, el más guapo de los poetas mexicanos (cuyo nombre omito, para que cualquiera se atribuya la frase). Pero yo digo que no está mal. Por fin, ser poeta tiene un encanto perturbador. Antes uno se lo callaba para no abochornar a sus seres queridos. Ahora, en cambio, cuando conozco algún muchacho, es lo primero que le informo. El mancebo sin falla pone ojos arrobados. Quizá se adelanta e imagina su cuerpo sobre mi cama decorado como para una película de Greenaway. Y yo, degustando uno a uno sus miembros, mientras le leo fragmentos selectos de El manantial Latente.

Ya, desde ahora mismo, declaro el nacimiento del movimiento canibalista dentro de la poesía mexicana, cuya primera misión será sembrar de horror delectable al lector, de cimbrarlo bajo la promesa callada de una muerte estética y de anunciar las bodas de la literatura y la gastronomía.

Se me dirá que los poetas siempre han sido caníbales feroces. Sí, de unos con los otros; pero de lo que se trata ahora es de llevar esa ferocidad y ese arte al Pueblo. Los mexicanos tenemos una larga tradición de canibalismo. Nuestra poesía melancólica, por otra parte, es uno de los mejores frutos de la lengua. Ha llegado el momento de la Gran Síntesis Cultural.

El poema en una bolsa de nylon es una bomba de tiempo. Y en verdad, en verdad os digo: “Algún día todos seguiremos al Caminante”.

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